Memories: Episodio 4_El dolor de un hermano mayor

MEMORIES

Episodio 4: El dolor de un hermano mayor

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Las hojas de otoño caían con el paso de los minutos, el ambiente era frío, por lo que algunos usaban abrigos especiales para la temporada cuando salían a patio trasero a entrenar, ya sean estudiantes o maestros, se oían claramente los golpes de los objetos de entrenamiento siendo usado para entrenar, sacos de boxear golpeados, blancos siendo destruidos por rayos, el correr de los estudiantes, en fin.


Mientras las personas entrenaban, Mordecai estaba sentado bajo un árbol reflexionando sobre la decisión que había tomado de dejar a Marcela en el pasado, el arrendajo miraba una taza de café caliente en su mano, el aroma del café fresco y recién preparado invadía a su alrededor, eran exactamente las seis de la tarde, el ocaso ya estaba presente, el sol daba los últimos rayos de luz al lugar, gran parte de la gente estaba terminando de entrenar para ir a bañarse y cenar, el joven bajo el árbol aún no tenía idea de cómo iba a superar su futura pérdida, amaba mucho a su hermanita, prometió protegerla a cualquier costo, prometió hacerla sonreír


Cada recuerdo junto a ella era como un puñal en su pecho, quería gritar, quería llorar, pero el arrendajo no quería preocupar más a su hermanita. El ave le da un sorbo a su café mientras miraba el atardecer, siempre hacía eso para calmarse cada vez que la depresión invadía su cuerpo. Finalmente el sol se oculta, la gente entra a la academia apenas el último rayo de sol desapareció de la vista.


Mordecai respiraba hondo, cómo había frío, salía humo de su pico cada vez que exhalaba, tenía un abrigo puesto, pero eso no quitaba el frío que había por la tristeza, en ese momento el sonido de la puerta abriéndose resonó, Yamil había salido, el murciélago estaba fuera de la academia con el microondas ruso -¡Mordecai! ¿Qué estás haciendo aquí? Usualmente todos están adentro apenas se oculta el sol- Reclama el murciélago al arrendajo


-Oh, no nada, solo estaba…meditando, je-je, parece que ya tienes arreglada la máquina- Responde el arrendajo mientras el murciélago se instala a su lado, este saca una lámpara de su mochila y algunas piezas que resuenan al ser colocadas en el suelo, apenas la lámpara es encendida una pequeña luz envuelve al aparato, el ave curioso mira trabajar a su compañero –Parece que te gusta estar aquí en las noches-


-¡Oh sí, me encanta de hecho, soy un murciélago después de todo, el sol no me gusta mucho, por eso me quedo en la biblioteca ya que la luz artificial no me afecta tanto los ojos como la luz solar, apenas cae la noche vengo al patio para leer, puedo ver en la oscuridad, pero para trabajar en cosas como esta me guio con esta lámpara!- Dice el murciélago mientras reemplazaba unas piezas de la máquina


Mordecai ve que Yamil trabajaba muy duro en el aparato, realmente quería terminar su trabajo, las gotas de sudor caen del murciélago, era tanto el silencio del ambiente que se podía oír las gotas llegar el piso además del sonido de las piezas dañadas siendo extraídas del microondas –Tengo ganas de más café ¿Quieres que te traiga un poco también?- Interrumpe el arrendajo mientras que el murciélago lo mira por un momento, este después sonríe mientras asienta con la cabeza


El ave se levanta, sus pisadas hacia el interior de la academia se escuchaban en todo el patio, después de unos minutos, la puerta corrediza se abre nuevamente, el azul tenía dos tazas de café en sus manos, durante todo su trayecto de vuelta al árbol él no podía creer que el tipo malvado que alguna vez quiso destruirlo e incluso forzarlo a estar de su lado, sea la misma persona serena y tranquila que tenía a su lado.


-Muchas gracias, me alegra saber que alguien es amante del café como yo- Riendo el murciélago mientras agarra la taza de café, nuevamente el aroma del café fresco inunda el lugar mientras que el arrendajo se sentaba de nuevo en su sitio, para ese mismo instante, las luciérnagas tomaron el lugar con su luz brillante, había cientos de ellas iluminando el patio, una agradable sinfonía de grillos cantando logra cortar el silencio de la noche en un momento


-Mi hermanita es más adicta al café que yo, no creerás cuantas tazas al día toma- Menciona el ave mientras ríe, la incomodidad por la verdad revelada en la biblioteca sobre la identidad del murciélago ya no lo molestaba, era cuestión de acostumbrarse, sin embargo, la tristeza aún lo invadía, la tristeza de perder a su pequeña hermana –Ella quiere quedarse con ustedes- Dice el azul mientras toma un sorbo de su café


-Lo sé, pude oír su conversación, no todo, pero si pude oír esa parte, mis oídos de murciélago son muy agudos- Responde el murciélago mientras señala sus orejas -¿Por qué lo aceptaste? ¿No te duele dejarla ir?- Interrogan el murciélago al arrendajo sin despegar su mirada de su trabajo


El ave solo toma un respiro y mira a las luciérnagas danzar en el cielo nocturno, también veía la luz de las estrellas, había tantas esa noche que le parecía muy hermoso como las insectos luminosos se movían al compás del canto de los grillos, era tan tranquilo y relajante, el mismo baile se reflejaba en los ojos tristes del arrendajo  –Me duele en lo más profundo de mí como no tienes idea, Yamil, pero no me importa eso. La amo mucho como para obligarla a volver-


Yamil solo observa la triste cara de Mordecai en el ambiente nocturno, sentía mucho respeto por él, pero al mismo tiempo preocupación por su estado –Ya he sufrido por el amor un par de veces, pero esta es la primera vez que no sé cuánto tiempo me tomará superar una hermandad, pero… Estaré bien ¿Sabes? He aprendido mucho de este lugar, incluso de ti-


-Eso es algo halagador viniendo de un turista- Ríe el murciélago mientras Mordecai le da un codazo también riendo


-¿Te gusta Vida verdad? ¡Díselo! Reconozco esa cara de afecto en cualquier lado, yo también lo he hecho- Sonríe el arrendajo mientras sigue tomando su taza de café que poco a poco iba perdiendo el aroma fresco


-¿Y si ella no me acepta? Mírame, no soy fuerte, ni tampoco tengo lo que llaman: Encanto. Tal vez debería esperar a ver qué sucede- Menciona un tanto decaído el murciélago, el ave solo niega con la cabeza mientras pone su mano sobre el hombro de su compañero


-Créeme, esperar demasiado tiene sus consecuencias, te lo digo porque yo he hecho lo mismo, no trae buenos resultados- Dice seriamente el azul al murciélago, después de un par de segundos ambos empiezan a reír aunque la risa no interrumpía el canto de los grillos, hasta que el ave se da cuenta de algo que le hace dar un pequeño escalofrío


-Tienes razón Mordecai, se lo diré mañana apenas la vea, muchas gracias- Agrega el murciélago mientras esbozaba una sonrisa en su rostro cuidando que sus lentes no se cayeran


El arrendajo solo miraba quién tenía en frente, susurrando perplejo las palabras que alguna vez no creyó que diría –Tú… tú siempre has tenido razón desde el inicio… Tú y yo sí nos parecemos más de lo que creía-


-¿Qué se siente tener poderes oscuros?- Interroga el murciélago con mucha curiosidad al arrendajo -¿Nunca has tenido ese deseo de dominarlo todo?-


El ave solo mira sus manos y niega con la cabeza –Trato lo posible de no usar este poder, es como… Una maldición. Te sientes fuerte pero, yo nunca he tenido una motivación para usarlos erróneamente, tengo amigos y familia a quienes no quiero afectar, solo quiero vivir una vida normal sin depender de ellos sin un motivo mayor-


-Mmmm… Ya veo, un motivo- Reflexiona el murciélago mientras empezaba a colocar las piezas correctas en su sitio


Al cabo de unos minutos el ave suelta un bostezo en el paisaje nocturno –Ve a dormir, mañana tú y tu amigo tienen algo importante qué hacer como regresar a casa, yo seguiré aquí, yo solo duermo un par de horas- Recomienda el murciélago al azul, mientras este asienta con la cabeza al levantarse, el ave solo dice en un “Buenas noches”, las pisadas del arrendajo ya no se oían mucho por el canto de los grillos, se oye como la puerta corrediza se abre y al rato se cierra debido al chico que entró a la academia


Era como la medianoche, el ave camina lentamente hacia la habitación de huéspedes, el chico abre la puerta lentamente y aun así se escuchaba el rechinido de esta, observa a su hermanita dormida en su cama, al igual que su mejor amigo, en las manos del mapache se veía una caja transparente con una orbe azul, las pisadas del arrendajo hacia el mapache se escuchan con lentitud para evitar que la pequeña loba despierta, ya cerca del su amigo, Mordecai mueve un poco a Rigby para despertarlo mientras susurraba el nombre del mapache


El café al sentir el movimiento se frota los ojos y lentamente abre sus ojos –Por fin llegaste ¡¿DÓNDE TE HABÍAS METIDO?!- Antes que el mapache pudiera decir otra palabra más, el arrendajo le tapa la boca mientras ligeramente señala a Marcela dormida, el mamífero solo se cruza de brazos y señala la caja –Ya conseguí la energía ¿Qué hay de la máquina?-


-Yamil la tendrá lista para mañana en la mañana- Responde el arrendajo, después bosteza ya que el sueño lo estaba dominando


-Mordecai… ¿Es verdad que Marcela se quedará? ¿En verdad dejaste que…?- El ave interrumpe las preguntas del mapache rápidamente ya que solo con recordarlo sentía de nuevo la tristeza


-No quiero hablar de eso, viejo, apenas recibamos la máquina nos vamos, no quiero despedirme de Marcela, no podré soportar otra despedida ¿Entendido?- Dice el arrendajo con tristeza mientras que el mapache asiente con la cabeza, el pequeño café le desea buena noche al azul mientras se acomoda en su cama para seguir durmiendo, no le costó nada reconciliar el sueño


El arrendajo camina lentamente hasta la cama de Marcela, la veía dormir con una sonrisa, lo que para el ave le pareció algo tierno y triste a la vez porque sería la última vez que verá esa sonrisa, Mordecai lentamente se acomoda a lado de ella, eso era porque en esa habitación solo había dos camas y era más que obvio que Rigby no querría compartir la suya, la cama era tan suave que era perfecta, al igual que las almohadas que se sentía como grandes malvaviscos, el silencio de la habitación era perfecta para dormir


Arropándose con la sábana caliente que ajustaba perfecto con el clima del otoño, Mordecai posa su cabeza en la suave almohada, un brazo lo coloca bajo la almohada, y abraza a Marcela con el otro brazo, con tristeza besa la frente a la pequeña, poco a poco sus párpados caían hasta que finalmente fue vencido por el sueño


Cuando más se esperaba los rayos del sol de la mañana, en vez de esto, el día fue recibido con las nubes de tormenta de otoño, la lluvia no cesaba, solo llovía y llovía en un cielo completamente oscuro, incluso hasta dentro de la gran academia se podía oír las gotas de lluvia caer con fuerza y uno que otro trueno de los relámpagos


El murciélago llega a la habitación de los chicos del futuro, había terminado de reparar la máquina, este decide golpear tres veces la puerta suavemente, el sonido del puño golpeando ligeramente la madera había despertado al arrendajo, quien poco a poco se despertaba frotando sus ojos, lentamente se levanta de la cama y oye nuevamente el sonido de la puerta sonando tres veces, el ave oye la lluvia de afuera mientras se dirigía a la puerta, de nuevo el rechinido de la misma apareció cuando fue abierta


-¡Buenos días Mordecai! Finalmente he terminado de reparar la máquina, aquí la tienes- Dice con optimismo el murciélago mientras le entrega al ave el microondas ruso, esta tenía un brillo como si fuera nueva, el arrendajo quedó sorprendido por ello


-¡Wow, está igual a lo que era antes de viajar aquí, muchas gracias Yamil!- Exclama el arrendajo de alegría. Inmediatamente corre a la cama de Rigby y lo levanta -¡Es hora de regresar a casa!- Le grita a su amigo mientras este apenas estaba bostezando


El mapache se frota los ojos, aún tenía sueño, no era costumbre de ellos levantarse tan temprano, el mamífero toma la caja con la energía y rápidamente se levanta de su cama -¿Ya nos vamos? ¿No te despedirás de Marce…?- El mapache no pudo terminar su oración cuando es jalado por el ave forzándolo a salir del cuarto junto con el murciélago


El trío baja las escaleras de tal fuerza que se oyen los escalones, especialmente con las pisadas del arrendajo, la gente miraba a los dos chicos del futuro yéndose rápido, hasta que se topan con Tai y Chai en la puerta, la cual estaba abierta haciendo que el sonido de la lluvia aumente más


-Parece que por fin arreglaron su máquina ¡Y tú que decías que ellos eran chicos malos!- Decía Chai muy soberbia mientras su hermano solo cruza los brazos indiferente -¿Ya te despediste de tu hermanita? Yamil nos contó que ella decidió quedarse y tú accediste a ello-


El arrendajo solo mira a otro lado desanimado. En ese momento, se oye un grito “¡Hermano!” se oía en todo el salón, era Marcela quien ya se había despertado, ella corre hacia donde estaba Mordecai con mucha preocupación, el ave solo suelta el brazo del mapache mientras mira el piso con tristeza -¿Ya te vas? ¿Por qué no te despediste de mí?- Pregunta la pequeña loba preocupada por el arrendajo, mientras que este no decía nada


Después de un silencio de 2 minutos, Mordecai voltea a ver a Marcela, ella solo mostraba una mirada preocupada, el sentimiento que tenía el ave hacia ella era tal que no fue capaz de despedirse de ella, no quería hacerlo, ella era su todo, iba a perderla, se sentía torturado por la tristeza, solo quería llorar, pero fue lo suficientemente fuerte como arrodillarse y abrazarla con cariño –Perdóname Marcie, no fui lo bastante valiente para decirte adiós, en serio, sé feliz, eres la niña más fuerte del mundo, tu carácter es inigualable, siempre serás asombrosa, nos vemos hermanita-


Ella al oír esas palabras lo abrazó con fuerza y cariño -Te quiero hermano-


“Te quiero hermano” Esas palabras fueron suficiente para quebrar la fuerza del arrendajo, las lágrimas del ave comenzaron salir mientras este trataba de ser fuerte, no podía, él ya no podía, él solo la abrazó con más fuerza mientras lloraba más y más, era la primera vez que había llorado de esa manera por una chica, ella era su chica, era su niña, su todo, su hermanita –Yo también te quiero hermanita, mi hermanita-


Imagínense la canción más triste que han escuchado, ahora úsenla para darle ambiente a esta fragmentación de pérdidas. Muchos miraban con ternura y tristeza la escena, el cómo Mordecai lloraba mientras la abrazaba con ternura y parecía no querer soltarla, era como si él fuera su padre más que un hermano, miraban cómo él le daba un beso en la frente para despedirse, cómo se tomaban de sus manos, y cómo él poco a poco las soltaba con tristeza mientras el ave se alejaba junto con su amigo de ella, Marcela solo tuvo que ver como su hermano corría junto con el mapache mientras se perdían en la lluvia, las pisadas de ambos fueron poco a poco callados por el sonido de la lluvia cayendo


-Es hora de entrar pequeña- Era lo que Chai le dijo a Marcela mientras que ella no tuvo opción que entrar con lágrimas en sus ojos a la academia mientras las puertas de la academia se cerraban poco a poco


Al mismo tiempo que eso ocurría Yamil se preparó para decirle lo que sentía a Vida, ella lo esperaba en la biblioteca, más sin embargo, el mejor día de su vida solo le tomó unos segundos apenas para convertirse en el peor, cuando ve como Yo estaba coqueteando con ella


-Mmmm… Mira pues lo siento, Yo, eres muy halagador y eso pero, la verdad…- Vida no pudo terminar su oración ya que Yo le tomó de la mano, eso fue suficiente para Yamil para que explotara


-¡¿QUÉ TE PASA YO?! ¡¿POR QUÉ ME ESTÁS HACIENDO ESTO?!- Grita molesto el murciélago


-¡Oye, oye, tranquilo hermano!- Dice el panda mientras se acerca a poner su mano sobre el hombro -¿No dijiste que ella era solo una amiga?-


-¡Esa chica a la que amo es a quien le coqueteas! ¡Eres imposible, siempre haces lo que quieres y te sales con la tuya, estoy harto, tú sabías que me gustaba y tú me haces esto!- Menciona el murciélago mientras su ira se intensificaba a cada segundo –Tú lo sabías…- La lágrimas del murciélago empezaron a brotar, era prácticamente como una traición por parte de su hermano en coquetearle a la chica que le gustaba –Escucha Yo… Tú… Tú ya no eres mi hermano-


Con estas últimas palabras Yamil solo se va de la librería totalmente herido, él podía soportar la forma de ser de su hermano, pero lo que no querría ver era que él se metiera con la chica se amaba, era como un puñal en su corazón, solo se va corriendo mientras que Vida sigue al murciélago, ella también lo quería, pero no sabía cómo decírselo, ambos dejan el ambiente mientras que Yo se quedó allí, creyó que se le iba a pasar el berrinche después de un rato… Pero Yamil solo huye de la academia solo acompañado del fuerte ruido de la lluvia al caer, sus pisadas mojadas se oía en lo más mínimo sin un rumbo fijo, solo quería alejarse… Alejarse de todos…


Ambos hermanos mayores sufrieron ese día, el uno por la pérdida de quién más quería, el otro, por la traición de su propia familia, la lluvia fue testigo de su dolor, pero esto… Esto era el comienzo de algo mucho peor que estaba por venir…


CONTINUARÁ...